Reconocerse en la Conciencia es Paz, es el fin de la búsqueda y el fin del sufrimiento.
Todos, en algún momento, hemos conocido la Paz profunda y perfecta, el sentimiento de armonía absoluta. Estabilizarse en esta experiencia conscientemente es el propósito del ser humano, responde y refleja nuestra verdadera naturaleza.
En cierta forma todos nuestros esfuerzos, progresos, amores, logros, ambiciones, amistades, inventos, filosofías, ideologías, tecnologías, practicas espirituales… es decir la búsqueda del sentido de la vida y de una vida mejor tienen, como objetivo esta experiencia de Paz y Armonía absoluta.
Todos tenemos este anhelo, pero muy pocos lo logran.
¿Cual es el fallo?
¿Porque no vivimos en esta Paz y Armonía?
La respuesta es sencilla.
Nuestra forma de pensar es errónea y somos incapaces de contemplar la vida tal como Es. Así de simple. Se puede resumir en 4 puntos.
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No sabemos diferenciar entre pensamientos y realidad.
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La profunda creencia de una identidad propia, separada e independiente.
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La vida debe ser como hemos pensado.
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La ignorancia de nuestra verdadera naturaleza.
Cuando modificamos nuestra forma de pensar y aprendemos a contemplar, la Paz y la Armonía son inevitables, este estado de dicha no es algo que tengamos que conseguir puesto que es nuestro estado natural, nuestra naturaleza, es lo que somos en realidad.
Los pensamientos no son la realidad, son abstracciones y símbolos de la realidad, son los mapas de la realidad y nada más. Tremendamente útiles cuando se trata de asuntos prácticos, pero una catástrofe cuando son declarados realidad. Todo lo que pensamos es subjetivo y limitado, en su contexto puede ser útil pero siempre dependerá de dicho contexto. Pensamos según sean nuestros genes, condicionamientos personales, contexto socio-cultural y creatividad evolutiva. Por ejemplo: la emoción del Amor es universal, pero como lo interpretamos depende de la vida que hemos vivido. Cuando confundimos la emoción del Amor con nuestra interpretación, el drama es inevitable, y el amor se convierte en deseo, posesión, apego, etc. etc., se convierte en algo personal. Nuestros pensamientos son nuestra “película”, la simplificación mental y dual de la realidad multidimensional, es pura subjetividad.
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No hay un yo independiente y separado con una existencia propia, no hay un autor-personal. La vida sucede, las acciones se realizan y las circunstancias como las formas se manifiestan siempre gracias a la Conciencia (El Ser, Atman, el Tao, Dios, Alá…). Vivimos con el profundo sentimiento de que hay alguien que vive la vida, tiene un cuerpo, respira, piensa… y a este alguien le llamamos “yo”. Realmente pensamos que somos nosotros quién vive. Esta forma de pensar es falsa y como consecuencia nos desconecta de la totalidad de la existencia, es decir nos desconecta de la vida. Nuestra posición fundamental es “yo aquí y la vida ahí”, este yo no es cuestionado ni investigado, es tomado como una verdad absoluta. Naturalmente existe un yo que es el conjunto cuerpo/mente, nadie discute esto, pero no como una entidad separada e independiente que vive “su” vida, sino que forma parte de la vida, está en el contexto de la vida. ¿Quién es este alguien, este yo con vida propia? Este alguien, este yo con vida propia se reduce a simples pensamientos (con sus respectivos sentimientos) y nada más. Abstracciones de la realidad, símbolos, imaginaciones, proyecciones que describen la realidad pero nunca son la realidad. Nuestra identidad común (egocéntrica) se basa en algo que no es real, no tiene substancia real y construir nuestras vidas encima de algo que no existe es simplemente absurdo e inútil. Si alguien sigue dudando de este hecho fundamental, lo invito a un ejercicio muy simple: encuentra un acontecimiento, uno solo, que no tenga nada que ver con la vida, con el entorno, con las leyes físicas, con los elementos, con el pasado…, uno solo que dependa exclusivamente de tu supuesto yo independiente.
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Del concepto del autor-personal nace directamente el concepto de que la vida debe ser como el yo quiere, y la felicidad y la paz quedan reducidas a una lista interminable de deseos, proyecciones, ideales, deberías y no-deberías. Está bien trabajar y realizar proyectos, ser activo, vivir apasionadamente, tener una vida plena externamente, pero construir nuestras vidas en base a un resultado específico es la mejor receta para la infelicidad y la principal causa de los conflictos y guerras externas e internas. Aparte de esto, “la vida debe ser como yo quiero” significa que el universo entero debe girar alrededor de los pensamientos del yo, es decir la familia, amigos, compañeros de trabajo, políticos e incluso la naturaleza han de actuar como el yo ha imaginado que debe de ser. El problema es que hay unos 7.000.000.000 yos en el mundo. Pensar que de esta forma puede reinar la Paz, es simplemente una locura.
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Cuando comprendemos y contemplamos que el yo es la consecuencia de la totalidad de la existencia y sólo existimos gracias a la Conciencia, salimos de la cárcel del yo personal y entramos en el infinito espacio de la Comprensión Profunda, de este modo nos convertimos en seres humanos trans-personales. Comprendemos que el yo es la forma temporal a través de la que la Conciencia se expresa y que nuestra función es ser conscientes de esto. Somos la Conciencia consciente de sí misma.
El mundo actual esta construido en base al concepto del autor-personal al tiempo que evoluciona hacia el próximo nivel de Conciencia, esto hace que se convierta en una empresa bastante complicada, aun cuando el proceso en sí mismo es sencillo.
La evolución humana tiene una clara dirección; la Conciencia Transpersonal y No-Dual. Vivir conscientemente, es decir en Paz y Armonía, es el resultado de un proceso, que yo llamo la Comprensión Profunda. El conocimiento de como liberarse de la esclavitud conceptual está a disposición de aquellos que tienen claro que una vida sin Paz y Armonía, es una vida de sufrimiento y de insaciable sed de más.
Cada uno decide que vida quiere vivir.
Durante la vida interpretamos diferentes roles,
ayer fuimos hijos, hoy somos padres
ayer fuimos estudiantes, hoy somos profesores
ayer fuimos amantes, hoy caminamos solos.
La identidad (personal) emana de la vida que hemos vivido
la serenidad inmutable de la Paz profunda emana
del intemporal e i mpersonal conocimiento de quienes somos en realidad.
Karsten Ramser
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