Si quieres relaciones sanas, empieza por el vínculo contigo mismo, así todo tu mundo reflejará ese sentir.
Cuando amamos desde la necesidad y la carencia, desde la posición de “que alguien me ayude porque no me tolero” o “no puedo con mi historia y necesito un salva vidas, un bastón, una anestesia”, creamos relaciones de dependencia y apego que, inevitablemente, nos conducen al sufrimiento, a luchas de poder y a que el otro se convierta en mi adicción; porque siento que sin ese ser al que le entregué todo mi poder, no puedo estar.
Lógicamente, cuando salgo de esas relaciones quedo en carne viva, porque la anestesia se terminó ytengo dos opciones: sigo creando vínculos desde el miedo y la soledad interna, desde mi pobreza emocional, pidiendo limosnas o luchando por amor; o me detengo y comienzo a relacionarme desde un lugar mas sano y constructivo, comprendiendo profundamente que el amor siempre es sano y da paz.
Porque si en mi relación no hay respeto, luz y generosidad, no es amor, sino algún derivado del miedo y los viejos patrones adquiridos de otras relaciones significativas, como la de mis padres o las que tome como referencia. Siempre podemos elegir nuestra propia historia.
Entonces si tenemos con quien compartirlo, lo disfrutamos y lo agradecemos.
Pero si no hay nadie, seguimos de todos modos felices con nosotros mismos, porque ya sabemos que el Amor no depende de nadie más, sino que es nuestra condición natural, es nuestro estado de ser.
]]>