Cuando comenzamos a transitar por el camino del encuentro con uno mismo, muchas creencias comienzan a transformarse y nos llevan a nuevos lugares, nuevas personas y nuevas manifestaciones. Ya hemos atravesado la etapa en la que pusimos toda la responsabilidad (culpa) en el otro, luego pasamos a asumir toda la carga sin ningún filtro… Pero finalmente llega el momento en el que la conciencia empieza a aflorar y nos damos cuenta de que la persona que llega, algo tiene que ver con uno, que no es casual y que no es cualquier persona sino que se trata de un espejo de nuestro proceso interno que se presentó para que veamos afuera lo que tenemos que trabajar.
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En estos momentos todos estamos bajo fuertes influencias que nos llevan a despertar y hacer ajustes en nuestra idea de relaciones.