Somos nuestra forma de ser, nuestras reacciones y nuestras heridas emocionales.
Y estamos tan apegados al presente, y quizás, tan angustiados por el futuro, que no nos detenemos a buscar el origen de ciertos comportamientos de esta forma de ser, que nos han condicionado toda nuestra vida. Reacciones, heridas, muros que nos levantamos en determinadas situaciones, que hemos ido repitiendo desde nuestra infancia. Conocer el origen de estas marcas de nuestra personalidad, nos puede ayudar a liberarnos de estas, y nos puede acercar un poco más, a nuestro Verdadero Yo, nuestra única y genuina forma de estar en el mundo.
Inconscientemente, en la vida adulta, repetimos aquello que ha logrado atraer la atención de nuestros padres y por lo tanto aquello que nos ha ayudado a sobrevivir
La terapeuta francesa Michèlle Glorieux nos habla de algunos de estos comportamientos como repeticiones de comportamientos de la infancia, y están en relación con las primeras vivencias e infancia temprana de la persona.
Inconscientemente, en la vida adulta, repetimos aquello que ha logrado atraer la atención de nuestros padres y por lo tanto aquello que nos ha ayudado a sobrevivir.
Nuestros comportamientos más relacionados con nuestra condición de mamíferos que, desde la concepción, luchan por sobrevivir. ¿Y cómo sobrevive un bebé, un niño? Haciendo aquello que le va a permitir seguir contando con la protección de sus padres.
La memoria emocional condiciona nuestra personalidad, y puede ser origen de distintos síntomas o conductas problemáticas.
El bebé, mucho antes que pueda articular una palabra, aprende que una sonrisa provoca determinada reacción en su madre, aprende a adaptarse, superando los gestos reflejos de la primera semana de vida.
En esta primera infancia, acumulamos memorias emocionales, imágenes mentales originadas en comportamientos causa / efecto que nos han permitido sobrevivir, mucho antes que se active nuestro cerebro humano (a partir de los 2 o 3 años, y en continua evolución hasta los 20-25). Esta memoria emocional condiciona nuestra personalidad, y puede ser origen de distintos síntomas o conductas problemáticas.
La gestión de nuestra memoria emocional pasa por reconocer al niño que yace en nuestro interior, a buscar qué parte de esta memoria nos está impidiendo ser libres y dueños de nuestro destino.

Año Nuevo Astral y Luna Nueva en Aries
¡Namaste! Este es el área privada de Mahatma Instituto, para poder acceder a tus cursos es necesario que introduzcas tu email y contraseña. Previamente has